lunes, 22 de marzo de 2010

Espartaco

Director: Stanley Kubrick
Año: 1960 País: EE.UU. Género: Épico Puntaje: 09/10
Interpretes: Kirk Douglas, Tony Curtis, Laurence Olivier, Peter Ustinov, Charles Laughton, Jean Simmons, John Gavin, Nina Foch, Herbert Lom y John Ireland

Narra la revuelta de un grupo de esclavos que llegarían a ser legión, liderados por el gladiador Espartaco (Kirk Douglas), contra el imperio romano. La sublevación de Espartaco de Tracia, convertido en esclavo y vendido como gladiador al entrenador Léntulo Batiato comienza cuando, tras semanas de entrenamiento para luchar en la arena, lidera una rebelión de los gladiadores. Mientras se mueven de una ciudad a otra su número aumenta, pues se le van uniendo nuevos esclavos liberados. Bajo su mando intentarán llegar al sur de Italia, donde tienen previsto embarcarse para volver a sus hogares. El maestro Kubrick se embarca en una de aventuras (por cierto, con el rodaje ya comenzado) y deja la impronta de su genio desplegando toda su capacidad visual, creando una épica historia a la que da un toque intelectual y comprometido no existente hasta la fecha en este tipo de producciones. Casi todos los diálogos son magistrales, el reparto es impresionante (Ustinov y Laughton deslumbran) y, para asegurarse el éxito comercial, el filme terminó por conquistar al público con aventuras al principio y sentimientos en una emocionante media hora final. Calidad y entretenimiento por igual, y a cotas máximas.

Después de rodar dos obras maestras como "Casta de Malditos" y "Senderos de Gloria", Stanley Kubrick fue requerido por Kirk Douglas, productor ejecutivo de la película y protagonista de la anteriormente citada "Senderos de Gloria", para reemplazar a Anthony Mann, un magnífico director, autor de las escenas que transcurren en el campamento de los gladiadores, que debido a las desavenencias con la estrella del filme tuvo que abandonar el rodaje. El joven Kubrick acudió presto a la llamada, y aunque no se trate de una obra totalmente personal, sí demuestra una capacidad narrativa que viaja más allá de la épica inherente al producto. Al tono épico aludido se le adhiere, en no pocas escenas, una acentuada entonación de naturaleza lírica y claro mensaje ideológico, desprendido del espléndido texto de un guionista perseguido por la Caza de Brujas, Dalton Trumbo, que basó su trabajo en la novela homónima de Howard Fast. La vida en libertad es el anhelo que persigue todo ser humano y este es el cimiento principal del filme, una libertad que puede ser coartada o protegida mediante las diversas formas organizativas de los estados, maneras contrarias de sistematización, puestas de manifiesto en los idearios políticos de los personajes encarnados por Charles Laughton y Laurence Olivier, excelentes en su interpretación.

La producción no escatima en gastos y los resultados en pantalla son grandiosos. El guión es magnífico, emancipado de los valores religiosos frente a otras grandes obras del género como “Ben-Hur” y el resto de películas épicas de los 50 y principios de los 60. Guión que cuenta además con la típica anécdota simbólica que le da un punto de legendario y que lo engrandece todavía más: todavía en tiempos de cruzada comunista, Kirk Douglas decidió finalmente colocar el nombre del creador del guión de Espartaco, Dalton Trumbo, un personaje vigilado de cerca por su tendencias políticas, en plena pantalla al principio de la película. Insisto en que el guión es de lujo y de un extraordinario rigor histórico (atención a los diálogos entre Julio-Cesar y Craso). Entrando a valorar la película en sí misma, decir que es el resultado de lo que hemos acabado de comentar. El filme es un espectáculo épico rodado en escenarios muy cuidados con paisajes que nos hacen pensar que la película fue rodada en la Italia de hace más de 2000 años. La propia ciudad de Roma, realizada en maqueta, es simplemente genial y nos da una sensación de realismo que el fenómeno de “ordenadoritis” actual todavía no ha logrado alcanzar (Gladiator).

La película reúne todos los requisitos que se le pueden pedir a una gran obra. Primero, un reparto de auténtico lujo para personificar unos personajes grandes, profundos, que crecen y se expanden a lo largo de la historia, y que están perfectamente interpretados hasta hacerlos totalmente creíbles, reales y humanos. Luego, un excelente guión con algunas inexactitudes históricas perfectamente perdonables como mejora de la historia cinematográfica, que presenta un lenguaje vistoso y florido para unos diálogos inteligentes, cuando no directamente brillantes. Por ejemplo, en la famosa escena censurada del baño, Kubrick nos muestra todo un alarde de seducción entre dos hombres en una época en la que no era habitual, ver en una película a un hombre tirándole flores a otro, aunque fuera de forma tan sutil, y mucho menos ¡en una película de romanos! Sin embargo, vista la escena hoy en día, os parecerá que la cosa no era para tanto, pero no olvidéis que la película es de 1960. También se nos ofrece una recreación de escenarios y lugares históricos que busca la autenticidad y el realismo pocas veces visto hasta ese momento y, si me apuran, tampoco después, incluso con la tecnología de hoy en día que, por supuesto, no existía en la época de la que hablamos. Las maquetas son tan buenas que parecen edificios reales. Una fotografía en color espléndida, con la que podemos contemplar unas bellísimas escenas del mar o algún que otro atardecer precioso, de quitar el hipo. Y es que “Espartaco” es uno de los clásicos con el color más bonito que podéis encontrar en una película.

Además, cuenta con un vestuario que reproduce fielmente el de la época y un maquillaje cuidado con auténtico esmero. Y tiene una muy cuidada planificación de escenas, sobre todo las tumultuosas, que no hay palabras para describirla. La batalla entre los esclavos y el ejército romano es... hay que verla. Resulta absolutamente apabullante y, cuando se nos muestran los cadáveres, al final de la batalla, es que parece un gran lienzo de los que podemos ver en los museos. A mí me parece una auténtica obra de arte. Y ahora que me he informado de los detalles y minuciosidad con que emprendía Kubrick estos planos, no me extraña, la verdad. Incluso las escenas de amor son bellísimas, sobre todo viniendo de alguien como Kubrick. Porque, intercalada en medio de la rebelión, se nos muestra una bonita historia de amor, construida a base de miradas y silencios. Me encanta la escena en la que Espartaco y Varinia se conocen (¡Yo no soy un animal!). La escena en el campo, revolcón incluido, me parece muy sensual y, a la vez, muy tierna, con una Jean Simmons bellísima. Y cuando Varinia le presenta a su hijo,... por dios, ahí siempre se me empañan los ojos. Vamos, que se nota a la legua que en la producción de “Espartaco” no escatimó el presupuesto y, afortunadamente, el resultado fue excelente, con un ritmo medido que alterna las escenas tranquilas con las de acción, aumentando sin prisas pero sin pausa, tanto la tensión como el desarrollo de la historia.

La legendaria historia del esclavo romano Espartaco sirve a Stanley Kubrick para realizar una de sus más personales obras maestras, a pesar de que el perfeccionista cineasta norteamericano en su momento repudiara el resultado. En contra de su propia creencia, "Espartaco" se convierte en un clásico del "peplum", el cine de romanos, y tiene la rara virtud de constituirse inmediatamente en un clásico y, sobre todo, de dignificar un género fácilmente etiquetado de cine para niños, lo que repetirá años más tarde con "2001: Odisea en el Espacio" y el género de ciencia-ficción. Este quinto largometraje de Kubrick revela ya un conocimiento de todos los resortes cinematográficos, pero también una profunda intimidad con los más hermosos ideales del ser humano: libertad, amor, amistad, solidaridad, heroísmo, entrega y liberalidad. La historia es magnífica y está sabiamente dirigida, mientras que el reparto de actores realiza un trabajo espectacular, encabezado por un Kirk Douglas en estado puro y sublime. Además los factores técnicos como la banda sonora, la fotografía, los decorados, el vestuario y todo lo que acompaña al argumento, le dan al conjunto un sello de película inolvidable. Por si fuera poco, el tema es de rabiosa actualidad y es que desgraciadamente, en nuestra sociedad la lucha por la libertad es algo que siempre nos acompaña y que no hemos sabido desterrar con el paso de los años.

"Admirable y emotiva"

4 comentarios:

  1. La película Espartaco de Kubrick es una de las diez obras maestras del cine universal, injustamente tratada tanto en las nominaciones y premios Oscares como por muchos
    críticos actuales, que al no voltear los ojos al pasado, omiten sin querer la exaltación de la grandeza de esta película: Magistral dirección y actuación de Kirk Douglas, como actor principal, secundado por el talento y el nombre de Sir Laurence De Olivier, Peter Ustinov, Charles Laughton, la inolvidable Jean Simmons, y otros más. Esta constelación de estrellas, solo es comparable a la de otra estupenda obra inmortal. Los Diez Mandamientos de Cecil B de Mille. Kubrick, aquí ya dejó vislumbrar su genio creador, su exigencia a la actuación de sus actores elegidos y su trabajo encaminado al logro de obras maestras.

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  2. Por mucho que me chillen y e intenten hacerme callar los devotos de Kubrick, aprovecho que aquí estamos solos para deciros que éste es el mejor, el más completo de todos los filmes de este impostor considerado un maestro del cine. Y si aquí se mete a fondo y saca adelante una gran película de aventuras, un gran guión de Dalton Trumbo basado en una extraordinaria novela de Howard Fast, es porque el productor estrella era, nada más ni nada menos que el héroe de la película, Kirk Douglas, quien le estuvo tocando mucho las narices a Kubrick, a tal punto que éste no reconocía la película como propia.

    Andrés Estalvi

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  3. Espartaco" es para mí una de las mejores películas de Stanley Kubrick. Sólo se ve algo perjudicada por la historia de amor entre Espartaco y Varinia, aunque necesaria por el propio argumento. Por lo demás, probablemente en su día fue una superproducción de "romanos" muy alejada de las arquetípicas de la época: Violenta e incluso realista para los años 60, osada por los temas extracinematográficos a los que alude - la conversación entre Craso y Antonino fue censurada por sus ambiguas connotaciones sexuales - y, sobre todo, profundamente política. Buena Crítica Henry.

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  4. Respaldo sus apreciaciones compañeros, creo que varias cintas de este maestro son obras maestras, para mi el mejor director estadounidense de todos los tiempos.

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